Este es uno de los lugares estrella de Costa Rica, como sacado de una de las películas de Indiana Jones. Ubicada en el sur del país, su biodiversidad es sumamente rica, tanto terrestre como marina, el viajero podrá avistar pumas, tapires, ocelotes, osos hormigueros y monos aulladores, así como más de 350 especies de aves y animales marinos incluyendo mantarrayas, tiburones, pez vela y 25 especies de cetáceos. Esta región se extiende desde la desembocadura del río Barú hasta Punta Burica, en la frontera con Panamá (490 kilómetros de extensión).

Con Golfo Dulce al este, Bahía Drake al norte y el Océano Pacífico al oeste, la península está rodeada de aguas que contienen importantes áreas de agregación de mamíferos marinos, incluidas las ballenas jorobadas, las ballenas de Bryde, los delfines nariz de botella y los delfines manchados. Varias playas alrededor de la península también sirven como sitios de anidación para las tortugas marinas verde, Olive Ridley, carey y laúd.

Fue descrito como “El lugar biológicamente más intenso de la tierra”, por la revista reconocida revista National Geographic.

El área protege y conserva recursos notables como la selva tropical húmeda y muy húmeda, además de tesoros arqueológicos; playas de arena, acantilados rocosos, arrecifes, ecosistemas de humedales, desove de especies marinas, flora y fauna, etc.

La mayor parte del área de la Península de Osa está ocupada por el Parque Nacional Corcovado, que representa una cuarta parte de la masa terrestre de Costa Rica. En los años 70, Costa Rica tomó sus pautas de conservación del sistema de parques de los Estados Unidos, que ha demostrado ser un éxito.

Los medios de subsistencia de la comunidad han sido principalmente la caza furtiva, la agricultura y la minería. En un esfuerzo por preservar la naturaleza y ayudar a impulsar la economía, la población local ha establecido una iniciativa de turismo comunitario.

Ahora, muchas familias se dedican al turismo sostenible, brindando a los visitantes una visión única y auténtica de la región, compartiéndoles sus muchos tesoros naturales mientras ayudan a preservar su recurso más valioso para las generaciones futuras.

Si estás buscando un encuentro real con la naturaleza, tal vez toparse con una manada de saínos en la playa o ver un jaguar bebiendo agua de un río cristalino, este es un lugar que debe ser parte de su itinerario de viaje.

Corcovado ofrece una aventura sin límites para los amantes de la naturaleza.

Tanto el Parque Nacional Corcovado como la Isla del Caño son considerados algunos de los atractivos más importantes de la región del Pacífico Sur.

El Parque tiene una extensión de casi 55 mil hectáreas de tierra y 2400 de mar. Es el hogar de 500 especies de árboles, lo cual es simplemente asombroso. Parte del dosel superior alcanza hasta 70 metros de altura.

Esta auténtica experiencia selvática, con las lianas gruesas y las vainas colgando los árboles, las guacamayas rojas volando sobre su cabeza, el agua ondulante de los arroyos del bosque, los ejércitos de insectos en movimiento, el canto de los pájaros, los monos aulladores con sus ladridos estridentes, te hacen la promesa de cautivar todos tus sentidos.

La mejor época para visitar es entre los meses de enero y abril, que son los más secos. La temperatura promedio es de 28° grados, siendo el promedio máximo de 34° y el mínimo de 23°. La humedad en el bosque alcanza casi el 100%, pero siempre puedes detenerte a lo largo de uno de los arroyos para nadar en una agradable cascada fresca.